La impresión 3D entra en la fábrica
Muchas empresas ven en esta tecnología la forma de hacerse más eficientes y están autoimprimiendo sus piezas. Otras compañías prefieren comprar los componentes a centros tecnológicos que se los imprimen a un bajo coste
Las impresoras 3D ya son un componente más en el día a día de muchas empresas. Tanto el abaratamiento de los costes de producción como la rapidez del proceso de fabricación son algunos de los factores que hacen que muchas compañías estén enfocando parte de su presupuesto a la compra de estos equipos. Enormes multinacionales, como la firma alemana Siemens, e incluso la NASA están viendo el potencial de autofabricar piezas para sus componentes industriales con impresoras 3D. Para abastecer este mercado, centros como el Tecnológico Industrial de Extremadura (Cetiex) se dedican, entre otras tareas, a vender piezas personalizadas fabricadas con impresoras 3D en serie a cualquier compañía que lo solicite a precios muy competitivos.
En el caso de Siemens, en la planta que la multinacional alemana tiene en Berlín se ha incorporado recientemente esta tecnología tanto en el proceso de fabricación como en la reparación y en los nuevos prototipos de las piezas de repuesto en sus fábricas. Esto ha supuesto una «auténtica revolución» en la forma y en los tiempos en que la empresa acostumbraba a fabricar, señala Markus Seibold, responsable de Tecnologías de Fabricación Avanzadas en la unidad de Gas, Turbinas y Generadores de Siemens.
La empresa está fabricando objetos sólidos en 3D mediante la aplicación de sucesivas capas de materiales metálicos. La técnica, llamada selective laser melting (SLM), se basa en crear partes metálicas de piezas necesarias mediante la fusión del material metálico y el láser de la impresión. Según Seibold, supone la posibilidad de crear piezas de repuestoparamaquinaria «en un tiempo récord», además de un trabajo también más rápido elaborando los prototipos.
En la fábrica de la capital alemana, que cuenta con 3.700 trabajadores, están llevando a cabo un proceso de desarrollo de la tecnología necesaria para implantar estos modelos en el resto de sus fábricas del mundo «en un futuro próximo», asegura el responsable. En esta planta -en la que 58 de los trabajadores son españoles-, el equipo de diseño hace las piezas por ordenador que más tarde se ingestan en la impresora 3D, reduciendo el tiempo y mejorando los niveles de eficiencia.
El proceso de reparación de un elemento en las fábricas de Siemens ha pasado de 44 a solo 4 semanas
Así, el proceso de reparación de un elemento dañado ha pasado «de 44 a solo 4 semanas, lo que supone un 30% de ahorro de los costes de fabricación», destaca Seibold. Además de reparar, Siemens ha comenzado a fabricar objetos con la técnica de impresión en 3D. Es el caso de las boquillas de las cámaras de combustión, que solo pueden ser fabricadas vía SLM con una reducción del plazo de producción de seis meses respecto a las técnicas tradicionales.
Según la compañía, otra de las ventajas que ofrece este tipo de producción industrial es poder estar cerca del cliente para ofrecerle los pedidos bajo demanda en un tiempo mucho más reducido que en el pasado. Por su parte, Sebastian Piegert, responsable de Fabricación Aditiva en la unidad de Gas, Turbinas y Generadores de Siemens, explica que el aumento del rendimiento con esta técnica SLM «ha sido enorme en los últimos meses» y asegura que seguirán en este camino por los enormes beneficios que reportan estas nuevas formas de producir.
La pieza espacial
No solo las empresas están utilizando esta técnica. El 17 de noviembre, el astronauta de la NASA Barry «Butch» Wilmore instaló una impresora 3D en la Estación Espacial Internacional (ISS) y llevó a cabo la primera impresión de prueba de calibración. El segundo test se hizo tres días después, lo que verificó que la impresora estaba en condiciones para las operaciones de fabricación. Así, el 24 de noviembre los controladores de tierra enviaron a la impresora el comando para hacer la primera impresión operativa en el espacio de la historia.
Este hecho podría allanar el camino a futuras misiones espaciales de larga duración al reducir el coste de estas expediciones. La impresora 3D utiliz
a un proceso formalmente conocido como fabricación aditiva que calienta a una temperatura relativamente baja el filamento plástico y lo va expulsando capa a capa para construir la proporción definida en el archivo de diseño enviado a la máquina. El gerente del proyecto en el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA, Niki Wekheiser, señaló que esta primera impresión 3D es «el paso inicial hacia un sistema de fabricación bajo demanda fuera de la Tierra».
Impresiones de encargo
A pesar de la buena inversión que supone para una gran empresa crear un departamento propio de impresión 3D, hay algunas que prefieren adquirir sus piezas de forma externa. Por ello, centros tecnológicos en España como Cetiex venden piezas impresas en 3D personalizadas para cada cliente a unos precios muy atractivos. Con su tecnología FDM son capaces de realizar maquetas, prototipos, piezas artísticas e industriales con infinidad de materiales.
Uno de los responsables de las técnicas de impresión 3D del Centro Tecnológico Industrial de Extremadura, Fernando Rivas, explica que los costes de fabricación de las empresas pueden «reducirse enormemente» gracias a que el prototipado de nuevas piezas se hace «con mucha más facilidad».
Rivas destaca que este avance supone «un claro beneficio» en solución de errores y toma de decisiones de productos en masa, con lo que se ahorra «en coste de tiempo y dinero». El técnico, que opina que la impresión 3D supone para las empresas «una tercera revolución industrial», asegura también que en Cetiex imprimen piezas no solo para empresas «de cualquier sector», sino también para particulares dada la «adaptabilidad y versatilidad» del proceso.