La impresión 3D, al servicio de la medicina
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La colaboración de Domotek y el Hospital Donostia permite emplear biomodelos de huesos
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Estas copias impresas en tres dimensiones ayudan al cirujano a preparar con mayor garantía las operaciones y que sean más eficaces
La impresión en tres dimensiones, 3D, está adquirieriendo cada vez más relevancia. Una buena muestra es la colaboración que la empresa Domotek viene manteniendo con el Hospital Universitario Donostia. En concreto, con el cirujano maxilofacial Pedro Martínez Seijas, quien se ha beneficiado de la fabricación en 3D de biomodelos de huesos, que son copias fidedignas de partes anatómicas del paciente que ayudan al diagnóstico, la planificación y el control de calidad después de la cirugía y que permiten preparar con garantías y conseguir la mayor eficacia posible en las intervenciones quirúrgicas. Es lo que se denomina cirugía guiada por biomodelos y en noviembre se intervino con éxito a un joven errenteriarra.
Domotek es fruto de un vivero de empresas impulsado desde el Instituto de FP Don Bosco, ubicado Errenteria. En su sede se reunieron ayer su responsable, Koldo Artola, el cirujano Pedro Martínez y el ingeniero de la empresa vitoriana AJLOphthalmic, David Geijo, que se ha encargado del escaneo y diseño informático de los biomodelos, para explicar los frutos de su colaboración. Entre otros, la que tuvo lugar en noviembre, cuando se intervino quirúrgicamente con éxito al joven paciente errenteriarra de 27 años Mikel Manuel, quien padecía un malformación mandibular adquirida, que le afectaba en su normal desarrollo de vida.
Artola explicó que la técnica de impresión en 3D tiene ya tres décadas de existencia, pero antes era muy cara y sólo podían trabajar con ella empresas especializadas que disponían de las patentes. «Hace tres años caducaron estas patentes y ello ha permitido abaratar y extender la impresión en 3D hasta un nivel prácticamente doméstico y enfocarla a distintos campos. Uno de los que trabajamos en Domotek es el de la impresión de huesos por medio de sencillas impresoras de escritorio, que ponemos al servicio de la medicina para que los cirujanos, como es el caso de Pedro Martínez, lleven a cabo sus tareas previas a las operaciones empleando un biomodelo lo más fiel posible a los huesos reales sobre los que va a tener que trabajar en la operación».
El cirujano explicó que se trata de una técnica que lleva ya varios años empleándose, pero que ha mejorado notablemente con la inclusión de las impresoras 3D. «No es algo sencillo, sino que es un trabajo multidisciplinar que implica a numerosos especialistas. Por ejemplo, en el caso de la operación a Mikel Manuel, ha sido necesaria la colaboración de su ortodoncista, Maria Jesús Laporta, que antes de la intervención quirúrgica ha tenido que alinear sus dientes, que carecían de espacio en la boca, dado que uno de los huesos de su mandíbula era más largo que el otro».
Ortodoncista y radiólogo
Ademas de la ortodoncista, también ha sido precisa la labor del radiólogo que ha tomado las imágenes, de los ingenieros que han hecho el diseño informático preciso de los huesos, que luego han sido impresos en Domotek. Una vez fabricados los biomodelos, Pedro Martínez, ha podido trabajar previamente, estudiando la mejor forma de afrontar la operación. «A ello tenemos que unir también a la empresa Maffinter, que nos ha facilitado las fijaciones óseas, bien en titanio o en material reabsorbible».
Una vez realizado este trabajo previo, la intervención tuvo una duración de unas seis horas y fue «mínimamente» invasiva. «Procuramos acceder a través de la oreja, o de la boca, que es donde se dejan las cicatrices para que no resulten visibles. La cara es la carta de presentación de las personas y los pacientes con estas malformaciones valoran muy positivamente que el aspecto final resulte lo más natural posible».
Martínez explicó que «no solo es una técnica empleada para malformaciones, sino también para pacientes con cánceres orales o máxilofaciales, en los que tienes que sustituir la zona dañada por huesos de otra parte del paciente como, por ejemplo, el peroné». El cirujano destacó que los resultados suelen ser satisfactorios y «bastante definitivos». El empleo de biomodelos está muy extendido en la cirugía maxilofacial, pero también es utilizado en otras especialidades medicas como la traumatología o la neurocirugía fundamentalmente. «Su principal virtud es que el cirujano trabaja tranquilamente en una mesa, estudiando la mejor solución o soluciones que se puede dar al problema y empleando unos biomodelos que son prácticamente exactos a los huesos del paciente que se va a encontrar al operar.