Aviones no tripulados entran antes que los bomberos en las principales iglesias del pueblo devastado para evaluar su estado.

El terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter que asoló el centro de Italia el pasado 24 de agosto no solo ha dejado un dramático balance en pérdidas humanas, también ha provocado importantes daños patrimoniales que justo ahora, finalizadas las tareas de emergencia humanitaria, empiezan a valorarse y, para ello, las nuevas tecnologías están jugando un papel primordial.

Los drones se han convertido en los primeros visitantes de dos de lasiglesias más importantes del pequeño pueblo de Amatrice, conocido como el de las 100 iglesias, y miembro destacado del prestigioso club de los 244 ‘Pueblos más bellos de Italia’ junto a otra de las localidades devastadas por el terremoto, Nursia.

Todavía vetadas a los bomberos por riesgo de derribo, las iglesias de San Francisco y San Agustín han recibido la inspección de dos drones y dos robots del proyecto Tradr (Long Term Human Robot Teaming for Robot Assisted Disaster Response) de la Comisión Europea, que han tomado unas imágenes espectaculares del estado en que se encuentran tras la sacudida del letal terremoto. El vuelo de los drones no ha sido fácil, ya que no había visión directa y se han tenido que utilizar otros dos aviones no tripulados para que dieran información visual desde diferentes ángulos.

Tareas de rehabilitación

Con la información visual obtenida mediante vídeos y fotografías, los expertos analizarán las condiciones de los interiores de las iglesias y realizarán modelos 3D en que se basarán los trabajos de recuperación, teniendo en cuenta las medidas de seguridad y los apuntalamientos necesarios para evitar el colapso de las estructuras.

La iglesia de San Agustín, que ha perdido su fachada, donde figuraba la fecha de su consagración, 1428, destacaba por su pórtico gótico y los frescos de la Anunciación. La de San Francisco, del siglo XII, era conocida por sus importantes frescos del XV. Los temblores también han dañado otros edificios romanos, medievales, renacentistas y barrocos de Amatrice, pero ha dejado en pie, casi incomprensiblemente, su principal emblema: latorre Cívica del siglo XIII de 25 metros de altura y cuyo reloj, eso sí, ha quedado detenido en la fatídica hora de las 3:37 de la madrugada, cuando empezaron los temblores que han detenido la vida del histórico pueblo del Lazio.