Las tecnologías nos ayudarán a salvar el planeta
La nube, el ‘big data’, la impresión 3D, la robótica, la IA o el internet de las cosas aumentan la flexibilidad de los procesos industriales y la eficiencia en el uso de recursos como la energía o las materias primas.
Extraer, producir y consumir. Esta ha sido la base del modelo económico, en el que se ha forjado la vida moderna, pero que ha demostrado ser insostenible debido a la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación que genera y los residuos que deja en el camino. Hoy, sin embargo, en medio de la revolución tecnológica (con herramientas que permiten medir, cuantificar, evaluar, predecir y obtener cualquier tipo de información) el mundo se abre paso a una forma diferente de hacer las cosas, en la cual los recursos y materiales circulan de forma constante en toda la cadena de valor. El concepto gira en torno a reutilizar, reciclar y reducir los residuos y emisiones.
Este nuevo modelo se denomina economía circular. Una tendencia que está en boca de todas las empresas a nivel mundial y que ha cobrado fuerza gracias al desarrollo de nuevas tecnologías que permiten crear modelos de negocio más sostenibles. En España, un 82% de las empresas tienen algún tipo de compromiso con este proceso, según una encuesta realizada por Accenture entre 100 firmas y asociaciones de distintos ámbitos. Y en este camino, la investigación y la innovación juegan un papel clave. “Las tecnologías como la inteligencia artificial, el blockchain (cadena de bloques), el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) y la computación en nube (cloud) facilitan la transición hacia un uso más eficiente de los recursos”, según fuentes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La imaginación es la fuente de la innovación. Es esencial si queremos resolver grandes problemas como el cambio climático, el gestionar los residuos y la contaminación, impulsando un nuevo modelo de producción. Y es en la industria (desde la energía y el sector del automóvil hasta el de los alimentos y el de la construcción) en donde se están realizando grandes cambios al respecto. Por ejemplo, el blockchain se ha convertido en una herramienta ideal para identificar y monitorear materiales y componentes a lo largo de una cadena de suministro para que puedan ser reutilizados, remanufacturados, reciclados o compostados. Muestra de ello es Suez, la firma de gestión de agua y residuos, que ha desarrollado un sistema basado en la cadena de bloques con la cual registra todos los procesos intervinientes en el tratamiento de aguas residuales que se destinan a suelos agrícolas.
La herramienta (Circular Chain) permite a los diferentes actores (productores, transportistas, centros de tratamiento y recicladores) intercambiar información sobre la composición de los residuos y su tratamiento. De esta manera, todos los intervinientes supervisan, de forma independiente, el proceso de principio a fin. Esta trazabilidad de la materia orgánica garantiza tanto a los productores de lodos (una mezcla entre el líquido y sólido, separada del agua residual) como a los agricultores más control sobre lo que se vierte en los campos agrícolas. La tecnología no se queda ahí, sino que también llega a diversos sectores como el de la moda. Por ejemplo Teemill, una plataforma de comercio electrónico, emplea blockchain en la creación de productos sostenibles.
Teemill permite a los usuarios montar sus propias tiendas en línea y personalizar productos como camisetas, sudaderas y bolsas utilizando diseños propios o predefinidos. La cadena de bloques confiere una mayor transparencia a toda la cadena de suministro. Cada producto creado y vendido en la plataforma tiene un código QR que permite a los consumidores conocer el origen de los materiales y los procesos. Los productos confeccionados están diseñados para ser devueltos cuando están desgastados o el cliente ya no los quiere. Además, se emplean materiales naturales y energías renovables en todos los procesos.
La inteligencia artificial también está entrando con fuerza en la industria. En el mercado, diversas empresas usan esta tecnologia para clasificar y separar automáticamente varias tipologías de materiales, como lo hace la empresa española Picvisa. Esta firma ha desarrollado un sistema de separación de residuos basado en la visión artificial. Sus equipos cuentan con cámaras de alta resolución y algoritmos de aprendizaje automático que ayudan a distinguir y clasificar los materiales en función de sus características físicas. Así, los residuos de una fábrica se dividen en categorías: plásticos, vidrios, metales y papel, lo que facilita la recuperación de recursos.