‘Internet de las Cosas’ se consolida como la próxima tendencia empresarial
El negocio del ‘Internet de las Cosas’ (IoT) es una de las tendencias tecnológicas que irrumpió no hace demasiado tiempo en el mercado y se ha consolidado durante el último año como uno de los pilares del futuro más próximo. Según Berg Insight, empresa de investigación de mercado especializada en IoT y M2M, el total dispositivos conectados ‘máquina a máquina’ se incrementará por encima del 20% en los próximos cinco años pasando de los 25,4 millones disponibles actualmente hasta alcanzar los 64 millones en 2019.
Este crecimiento se deriva de la reducción en el coste de los costes en sensores, hardware, comunicación, procesamiento de datos e integración de los sistemas, entre otros y ha favorecido que el ‘IoT’ forme parte de mercados tan diversos como la medicina, el transporte y distribución, la educación, el comercio minorista e incluso la hostelería.
En el caso de IoT, la solución tecnológica se especializa en la integración de sensores, dispositivos y sistema de información a lo largo de todas las industrias y organizaciones, reconduce la transformación de las operaciones y facilita la creación de nuevos modelos de negocio.
Los datos del universo digital pasarán de 4,4 billones de gigabytes (GB) en el 2013 a 44 billones para el año 2020. Por ese motivo, son muchos los expertos del sector de las TIC que predicen que el ‘Internet de las Cosas’, es decir, la red de objetos cotidianos interconectados entre sí, será la siguiente tendencia empresarial tras el desarrollo del smartphone y afectará a sectores tan dispares como la educación, la sanidad, la industria, el turismo o el estilo de vida. Se piensa que hasta un billón de cosas podrían llegar a estar conectadas a internet en 2025 y que un 46% de la economía mundial se puede beneficiar de esta tendencia.
Telefónica, grupo español pionero en el sector de las TIC, está desarrollando proyectos para ’Internet de las Cosas’, entre los que destaca el de las ciudades inteligentes con miles de dispositivos y sensores conectados.
Ejemplo de ello es el proyecto de Valencia o SmartSantander, con más de 20.000 sensores para la captación de información que reportan datos sobre: la temperatura, la luz, la humedad, el tráfico, e incluso la disponibilidad de plazas libres donde poder aparcar.
Las ciudades inteligentes basan su desarrollo en el M2M (comunicación entre máquinas) y el Big Data. El objetivo de las conocidas como SmartCities es el de mejorar y proporcionar más eficiencia a los servicios públicos.
Estos lugares deben cumplir tres reglas para tener el reconocimiento de “Smart”: respetar al medio ambiente, tener un fiel compromiso por la sostenibilidad y utilizar las TIC para su autogestión. Las predicciones sobre este tipo de servicios auguran que, gracias a esta tecnología; se podría mejorar entre un 10% y un 20% el tráfico rodado y procurar un ahorro de entre un 10% y un 20% en la gestión de residuos.