El verdadero futuro no se encuentra en dispositivos inteligentes que se visten o en smartphones de última generación, la verdadera revolución, con todo lo que esa palabra comporta, se encuentra en el llamado Big Data.

Del mismo modo en que esta tecnología de almacenamiento masivo de datos y estudio de los mismos puede suponer un avance para la humanidad, también puede ser una enorme condena, en tanto que analicemos a los seres humanos según números y estadísticas.

En el caso que nos ocupa estaríamos en el primero de los grupos.

Según la doctora fundadora del Center of Body Computing de la Universidad del Sur California, Leslie Saxon, los dispositivos móviles de última generación, en tanto que perfeccionen sus sistemas de análisis del cuerpo, pueden suponer un avance para la medicina.

El Touch ID de Apple o el sensor de Samsung que monitoriza los latidos del corazón podrían, combinados con el Big Data, aportar valiosa información médica.

Tal y como señala la doctora, consultamos una media de 150 veces al día nuestros teléfonos móviles. Si cada vez que lo hiciésemos, el smartphone enviara una información a un banco de datos especializado en medicina, eso a la larga podría resultar una importante aportación para realizar estudios sobre la población y sobre las posibilidades de que enfermedades como el ébola se propaguen y en qué zonas pueden hacerlo.

No queda mucho para llegar al punto del que la doctora Saxon habla, sin embargo primero hay que pulir muchos aspectos en lo que a privacidad se refiere.